Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, anunció su intención de emplear al Ejército como apoyo en una ambiciosa estrategia de deportaciones. Durante una entrevista con la revista TIME, Trump enfatizó que aplicará “todo el rigor de la ley” para combatir lo que él considera una invasión de inmigrantes que se encuentran en el país de manera irregular.
En respuesta a las restricciones legales que limitan el uso de las fuerzas armadas para tareas policiales nacionales, Trump afirmó que la situación migratoria representa una amenaza a la soberanía del país. “Esto es una invasión de nuestro territorio, y actuaremos hasta donde nos lo permita la ley”, aseguró.
El republicano, quien ganó la reelección promoviendo una política de mano dura contra la inmigración ilegal, planea declarar una emergencia nacional para redirigir recursos federales hacia su campaña de deportaciones. Este esfuerzo podría incluir el respaldo de la Guardia Nacional, aunque las detenciones seguirían a cargo de oficiales con autoridad migratoria.
El zar fronterizo designado, Tom Homan, destacó que el rol militar se centraría en logística, infraestructura e inteligencia, dejando las detenciones en manos de agentes especializados. Trump también insinuó la posibilidad de construir nuevos centros de detención para acelerar el proceso de deportación, aunque insistió en su preferencia por repatriaciones rápidas: “No quiero campamentos llenos durante años; quiero soluciones inmediatas”.
La medida, de concretarse, impactaría a millones de familias y a sectores económicos que dependen de trabajadores migrantes, como la agricultura. Según el Departamento de Seguridad Nacional, en 2022 había más de 11 millones de inmigrantes sin estatus legal en el país, cifra que podría haber aumentado en los últimos años.