En un movimiento diplomático poco frecuente, tres ciudadanos estadounidenses que habían permanecido detenidos durante años en China llegaron a Estados Unidos el miércoles por la noche. El intercambio de prisioneros, anunciado por la Casa Blanca ese mismo día, marca un acuerdo significativo entre Washington y Beijing en los últimos meses del mandato de Joe Biden.
Mark Swidan, Kai Li y John Leung, los tres estadounidenses liberados, aterrizaron en una base militar en San Antonio, Texas, después de años de encarcelamiento. Swidan enfrentaba una condena de muerte por cargos relacionados con drogas, mientras que Li y Leung habían sido acusados de espionaje. Según el gobierno de Estados Unidos, los tres habían sido detenidos de manera injusta.
Por su parte, China confirmó que cuatro personas regresaron a su territorio en el marco del intercambio, aunque no dio detalles sobre su identidad. Se sabe que al menos tres de ellos eran ciudadanos chinos detenidos por razones que Beijing calificó de “políticas”, mientras que el cuarto era un individuo buscado por delitos que residía en EE.UU.
Además de este acontecimiento, el Departamento de Estado de EE.UU. actualizó el miércoles su nivel de advertencia de viaje a China, reduciéndolo de “Reconsiderar viajar” (nivel tres) a “Ejercer mayor precaución” (nivel dos). Este cambio sigue alertando sobre posibles riesgos, como la detención arbitraria de ciudadanos estadounidenses, pero muestra un ligero alivio en la relación bilateral.
El intercambio también ocurre poco después de la liberación del pastor David Lin, un ciudadano estadounidense que cumplió casi 20 años de prisión en China, y complementa otras negociaciones recientes de prisioneros con países como Rusia.