El Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos ha pausado temporalmente su controvertido plan para retirar a los emblemáticos gatos callejeros del Viejo San Juan, Puerto Rico. La decisión llega tras una demanda interpuesta por defensores de los animales y afecta a unos 200 felinos que habitan en la histórica fortaleza de El Morro.
Esta colonia felina, que se ha convertido en una atracción turística por derecho propio, divide opiniones entre visitantes y residentes. Mientras algunos los consideran parte del encanto del lugar, otros se quejan de los problemas sanitarios y ambientales que pueden ocasionar.
Las autoridades argumentan que la creciente población gatuna representa un riesgo para la salud pública y la fauna local. Sin embargo, organizaciones como Alley Cat Allies sostienen que la reubicación no es una solución viable a largo plazo.
Yonaton Arnoff, abogado de la mencionada organización, calificó la suspensión como “una victoria a corto plazo”, pero advirtió que el futuro de los gatos sigue siendo incierto. Arnoff cuestiona la eficacia del plan, sugiriendo que nuevos gatos ocuparían el vacío dejado por los reubicados.
El debate sobre el destino de estos felinos ha generado acaloradas discusiones en audiencias públicas. Los críticos expresan preocupación por el bienestar de los gatos una vez capturados, dado que su futuro dependerá de las decisiones de la organización encargada de la reubicación.
Por ahora, los gatos de El Morro han ganado un respiro, pero su situación sigue en el aire mientras se resuelve la demanda. El caso pone de manifiesto el delicado equilibrio entre la preservación histórica, el turismo y el bienestar animal en uno de los enclaves más emblemáticos del Caribe.