El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha publicado un informe que revela deficiencias persistentes en el manejo de casos de abuso sexual infantil por parte del FBI, a pesar de los cambios implementados tras el escándalo del exmédico Larry Nassar. El documento destaca problemas estructurales que ponen en riesgo la seguridad de los menores.
La investigación, que examinó más de 300 casos entre 2021 y 2023, identificó 42 situaciones que requerían “atención inmediata”. Entre los hallazgos más preocupantes se encuentra que, en aproximadamente el 50% de los casos, no había evidencia de que el FBI hubiera informado a las autoridades locales, incumpliendo sus propios protocolos.
Además, el informe señala que cuando el FBI sí notificó a las agencias policiales o de servicios sociales, solo cumplió con su política de reportar dentro de las 24 horas en el 43% de las ocasiones. Estos retrasos y omisiones pueden tener consecuencias graves, como lo demuestra un caso donde una víctima sufrió abusos durante 15 meses después de que el FBI recibiera la primera alerta sobre el agresor.
El FBI ha reconocido las conclusiones del informe y se ha comprometido a implementar mejoras, incluyendo un programa de capacitación especializado para investigadores y supervisores. Sin embargo, la agencia también señala desafíos como la sobrecarga de trabajo de los agentes y el aumento en el uso de tecnología encriptada por parte de los delincuentes.
John Manly, abogado de víctimas de Nassar, expresó su preocupación: “Este informe deja claro que el FBI no está cumpliendo su deber de proteger a nuestros niños. A pesar de años de promesas, el escándalo de Larry Nassar podría repetirse hoy”.
Este nuevo escrutinio plantea interrogantes sobre la efectividad de las reformas en el FBI y subraya la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de protección infantil en Estados Unidos.
