Más de siete millones de personas en Estados Unidos viven hoy con Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que transforma no solo la vida de quienes la enfrentan, sino también la de sus familias y cuidadores.
El impacto es tan profundo que casi 4 de cada 5 estadounidenses afirman que preferirían saber con antelación si desarrollarán esta condición, incluso antes de notar los primeros síntomas. Este dato, extraído del informe anual “Alzheimer’s Disease Facts and Figures” de la Asociación de Alzheimer, marca un claro cambio de mentalidad hacia la detección temprana.
Detección más accesible: el rol de la tecnología
Antes, el diagnóstico del Alzheimer dependía de técnicas invasivas como tomografías PET o punciones lumbares, procesos costosos y no siempre disponibles. Hoy, nuevas herramientas, como pruebas de sangre predictivas, permiten identificar riesgos antes de que aparezcan los síntomas, facilitando así el acceso a tratamientos preventivos o experimentales.
La Dra. Elizabeth Edgerly, directora de programas comunitarios de la Asociación de Alzheimer, señaló que durante años existió una renuencia a recibir un diagnóstico temprano, debido al estigma y la falta de soluciones efectivas. Sin embargo, el panorama está cambiando: “Antes pensaba que no querría saberlo, pero ahora hay más opciones, y la percepción está cambiando”.
Síntomas que se confunden con el envejecimiento
Un problema frecuente es que los primeros signos del Alzheimer se confunden con el envejecimiento natural, lo que retrasa el diagnóstico y la intervención. A veces pueden pasar años desde que aparecen los primeros indicios hasta que se obtiene una confirmación médica.
El informe también resalta el elevado costo humano y económico de esta enfermedad. Para 2025, se estima que los gastos en atención médica para personas con Alzheimer y otras demencias alcanzarán los 384 mil millones de dólares en EE. UU. Y eso sin contar el trabajo no remunerado de cerca de 12 millones de cuidadores, cuya labor está valorada en 413 mil millones de dólares adicionales.
Con el envejecimiento progresivo de la población estadounidense, estos números seguirán en ascenso, lo que subraya la necesidad urgente de seguir invirtiendo en prevención, investigación y apoyo comunitario.
