OKLAHOMA CITY, OK — El Concejo Municipal de Oklahoma City ha dado un paso decisivo para atraer al gigante de artículos deportivos SCHEELS, aprobando un acuerdo de desarrollo económico con una votación mayoritaria de 8 a 1. El pacto incluye un incentivo fiscal valorado en $8 millones, que se distribuirá a lo largo de una década.
Las proyecciones económicas para esta nueva tienda son ambiciosas. Se estima que generará ventas anuales por $130 millones, con un dato destacable: más del 75% de estos ingresos provendrían de consumidores fuera de los límites de la ciudad. Con la llegada de la que sería la tienda número 38 de la cadena, se espera atraer a unos 2.5 millones de visitantes al año, consolidando a la ciudad como un polo comercial regional.
En cuanto al impacto laboral, el proyecto promete la creación de más de 200 empleos a tiempo completo con un salario promedio anual de $55,000. Adicionalmente, se prevé la contratación de más de 300 personas en puestos de tiempo parcial, con salarios que oscilarán entre $15 y $30 por hora.
La apertura de la tienda está programada para el año 2028. Sin embargo, para que SCHEELS pueda acceder al incentivo fiscal, deberá cumplir con una cláusula clave: alcanzar un mínimo de $100 millones en ventas anuales. Esta medida llega casi cuatro años después de que una sucursal de SCHEELS abriera sus puertas en Tulsa el 19 de octubre de 2024, sirviendo como un precedente cercano.
La decisión no estuvo exenta de controversia. La concejal JoBeth Hamon fue la única voz disidente en la votación. A su postura se sumó el activista comunitario Mark Faulk, quien criticó duramente el acuerdo, calificándolo como “otra donación de bienestar corporativo relacionada con los deportes”.
Faulk cuestionó la estrategia de la ciudad, sugiriendo que los subsidios deberían enfocarse en los negocios locales. “Si realmente sentimos la necesidad de dar exenciones fiscales, ¿por qué no distribuir esas ayudas por toda la ciudad, apoyando a las empresas familiares locales que generan el 40% de los empleos en OKC?”, argumentó Faulk. Comparó el modelo con el de “Walmart, que durante décadas ha utilizado el bienestar corporativo para aplastar a miles de pequeños negocios locales y devastar innumerables calles principales en todo Estados Unidos”. Según el activista, las megacorporaciones ya cuentan con una ventaja injusta y no necesitan fondos públicos para competir con los comercios locales.