La región fronteriza entre India y Pakistán se encuentra en un momento de alta tensión después de que India llevara a cabo acciones militares la noche del miércoles. En respuesta, Pakistán ha manifestado su firmeza ante lo que considera una agresión. La comunidad internacional observa con inquietud la escalada entre estas dos naciones con capacidad nuclear.
Según fuentes militares indias, la “Operación Sindoor”, ejecutada en las primeras horas del 7 de mayo, tuvo una duración breve, menos de media hora. El objetivo declarado de esta operación fue la “infraestructura utilizada por grupos terroristas” que, según India, han sido responsables de planificar y ejecutar ataques en su territorio. El ejército indio especificó que las instalaciones militares pakistaníes no fueron blanco de esta acción.
El nombre de la operación, “Sindoor”, evoca un polvo cosmético tradicionalmente utilizado por mujeres hindúes para señalar su estado civil. En el contexto actual, se ha convertido en un símbolo de las mujeres que enviudaron tras el atentado del 22 de abril en la Cachemira administrada por India, donde perdieron la vida al menos 26 turistas indios en la localidad de Pahalgam.
El Frente de Resistencia (TRF), un grupo pakistaní con vínculos con la organización islamista Lashkar-e-Toiba, se atribuyó la responsabilidad del ataque en Cachemira. No obstante, India sostiene que el gobierno pakistaní tolera y apoya a estos grupos militantes, e incluso los implica en los hechos. Islamabad ha negado categóricamente estas acusaciones.
Informes provenientes de Pakistán señalan que los ataques del miércoles causaron la muerte de al menos 26 personas, incluyendo varios niños, y dejaron decenas de heridos. Se reportó también que las defensas aéreas pakistaníes habrían interceptado aeronaves indias, aunque no se presentaron pruebas que corroboraran esta afirmación.
El ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja Asif, declaró a DW que “el ataque contra civiles no quedará sin respuesta”. Indicó que las ciudades de Bahawalpur y Muridke, ubicadas en la provincia de Punjab, también fueron alcanzadas.
Por su parte, el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, emitió un comunicado en el que afirmó que su país se reserva el derecho de responder en legítima defensa, eligiendo el momento, el lugar y la forma que considere apropiados. “Las fuerzas armadas pakistaníes han recibido la autorización necesaria para tomar las medidas pertinentes”, añadió Sharif, sin ofrecer mayores detalles.
Tras el trágico atentado del 22 de abril, el primer ministro indio, Narendra Modi, se vio en la necesidad de actuar. El general retirado indio Syed Ata Hasnain comentó a DW que “la acción militar era previsible, solo faltaba el momento de su ejecución. Ha sido una decisión audaz, y lleva la impronta de Modi”.
En respuesta a la creciente tensión, el gobierno indio ha declarado alerta máxima en sus estados fronterizos de Rajastán, Punjab y Jammu y Cachemira. En varias ciudades se llevaron a cabo simulacros de seguridad dirigidos a la población civil, con el objetivo de prepararla ante posibles ataques aéreos o con misiles provenientes de Pakistán.
Un alto funcionario del Ministerio de Defensa indio, que prefirió mantenerse en el anonimato, expresó a DW su opinión de que “los ataques posteriores al atentado terrorista de Pahalgam han tenido un efecto disuasorio. Esto debería enviar un mensaje claro al otro lado de la frontera”.
El escritor y ex embajador de India en Pakistán, Ajay Bisaria, considera que el propósito de los ataques es la disuasión, acompañado de un mensaje que busca la desescalada. “Sin duda habrá una respuesta por parte de Pakistán”, señaló. “El desafío radica en controlar el siguiente nivel de escalada. Aquí es donde la diplomacia de crisis jugará un papel fundamental”.
La escalada entre estas dos potencias nucleares ha generado preocupación a nivel global. En su primer día como canciller alemán, Friedrich Merz condenó el “despreciable ataque terrorista contra turistas inocentes” en Pahalgam, enfatizando la necesidad de “mantener la calma, actuar con prudencia y sensatez”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo un llamado a la moderación, subrayando que el mundo no puede permitirse un conflicto militar entre India y Pakistán. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también expresó su deseo de que las tensiones se resuelvan pronto. China, por su parte, ofreció sus buenos oficios como mediador en posibles negociaciones.