El tifón Yagi, el más potente en décadas en Vietnam, ha dejado un rastro de destrucción y muerte a su paso. Con vientos de hasta 149 km/h, el meteoro tocó tierra el sábado, causando estragos en el norte del país antes de debilitarse a depresión tropical.
Según informes oficiales, al menos 59 personas han perdido la vida: 9 durante el impacto inicial del tifón y 50 más en las subsiguientes inundaciones y deslizamientos de tierra. La provincia montañosa de Cao Bang fue testigo de una tragedia cuando un alud arrastró un autobús con 20 pasajeros a un arroyo crecido.
La infraestructura del país ha sufrido graves daños. Un puente de acero colapsó en la provincia de Phu Tho, arrastrando vehículos al río y dejando 13 personas desaparecidas. Los centros industriales de Haiphong y Quang Ninh continúan sin electricidad, afectando a importantes fábricas como VinFast y proveedores de Apple.
El impacto económico es significativo. Docenas de negocios en Haiphong han detenido su producción debido a daños en sus instalaciones. Se estima que casi 100 empresas han sido afectadas, con pérdidas que ascienden a millones de dólares. El gobierno ha aprobado un paquete de ayuda de 4,62 millones de dólares para la recuperación de la ciudad portuaria de Haiphong.
El sector agrícola también ha sido golpeado duramente, con más de 116.000 hectáreas de cultivos, principalmente arrozales, dañadas por el tifón.
Expertos advierten que el cambio climático está intensificando estos fenómenos meteorológicos. Benjamin Horton, del Observatorio Terrestre de Singapur, señala que las aguas oceánicas más cálidas proporcionan más energía a las tormentas, resultando en vientos más fuertes y lluvias más intensas.
Mientras Vietnam lucha por recuperarse, las autoridades advierten sobre la posibilidad de más inundaciones y deslizamientos de tierra debido a las continuas lluvias. La nación enfrenta ahora el desafío de reconstruir y fortalecer su resiliencia ante futuros desastres naturales.
