Un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que transportaba migrantes deportados a Guatemala tuvo que tomar una ruta más larga, casi duplicando el tiempo de vuelo, debido a restricciones en el espacio aéreo de México.
El vuelo, que partió desde Fort Bliss, Texas, tenía previsto un trayecto de aproximadamente siete horas, en comparación con las cuatro horas que tomaría un viaje directo. Según Orlando Marrero, portavoz de la Patrulla Fronteriza, la aeronave transportaba al menos 80 deportados, incluidos ocho menores de edad.
Mensaje claro: cruces ilegales terminan en deportación
Las autoridades estadounidenses recalcan su política de deportaciones inmediatas para quienes cruzan la frontera sin autorización. Marrero enfatizó que los retornos se llevan a cabo en cuestión de horas:
“El mensaje que tenemos para esas personas es que si cruzas la frontera ilegalmente, los vamos a deportar a su país de origen rápidamente”.
El uso de aviones militares para deportaciones no es nuevo, pero ha cobrado más relevancia recientemente. A diferencia de los vuelos comerciales o chárter gestionados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la actual administración ha empleado aeronaves militares para expulsar migrantes a Guatemala, Ecuador y Colombia.
Limitaciones aéreas y tensiones diplomáticas
No todos los países permiten el sobrevuelo de aeronaves militares extranjeras sin acuerdos previos. El representante federal Henry Cuellar explicó que estas restricciones pueden afectar la logística de los traslados:
“Algunos países no permiten aviones militares en su espacio aéreo. Es un tema que debe coordinarse con anticipación para evitar complicaciones durante el vuelo”.
Recientemente, Colombia rechazó la llegada de aviones militares con deportados, lo que llevó a la administración estadounidense a imponer aranceles del 25 % sobre exportaciones colombianas. Tras negociaciones, el gobierno colombiano aceptó recibir a los migrantes, pero con la condición de trasladarlos en aviones de su propia Fuerza Aérea, argumentando la necesidad de garantizar su dignidad.
Presencia militar en la frontera y nuevas medidas migratorias
El Pentágono ha desplegado personal en activo en la frontera sur de EE.UU., aunque no está claro hasta qué punto participarán en tareas más allá de la vigilancia, la construcción de infraestructura fronteriza y el apoyo logístico.
Si bien una ley de 1878 prohíbe que el ejército actúe en la aplicación de la ley civil, la administración actual ha explorado alternativas legales para ampliar su papel en la detención y deportación de migrantes.
En un movimiento controversial, el gobierno también ha ordenado habilitar la base naval de Guantánamo para la detención de migrantes, con la intención de albergar hasta 30,000 personas, duplicando la capacidad actual de ICE.
Para expertos como Yael Schacher, de Refugees International, el uso de aviones militares en deportaciones es más un gesto simbólico que una práctica generalizada, aunque marca una diferencia en la política migratoria.