Con el objetivo de reconstruir el tejido social y brindar apoyo a comunidades afectadas por el paso de migrantes, la Unión Europea (UE) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) lanzaron un nuevo proyecto en regiones clave de Panamá y Colombia.
La iniciativa beneficiará a zonas remotas como Bajo Chiquito y Canaán Membrillo, en Darién (Panamá), y Acandí, en el departamento del Chocó (Colombia). Estas áreas fueron puntos críticos durante el auge de la migración a través de la selva del Darién, una de las rutas más peligrosas del continente.
El programa, denominado “Fortalecimiento de la protección y cohesión social en el Darién”, tendrá una duración de 18 meses. Comenzó el 16 de junio de 2024 y se extenderá hasta diciembre de 2026, con una inversión de 2 millones de euros (alrededor de 2.3 millones de dólares) por parte de la Unión Europea.
La embajadora de la UE en Panamá, Izabela Matusz, explicó que aunque el flujo migratorio ha disminuido, sus efectos siguen presentes en estas comunidades. “El impacto social y económico fue profundo, y ahora es el momento de acompañar a estas poblaciones en su recuperación”, señaló.
Mikel Mendezona, responsable de programas del NRC en la región, indicó que el primer paso es escuchar a los habitantes y entender sus necesidades. Este diagnóstico comunitario permitirá diseñar acciones realmente adaptadas al contexto local.
Se espera que al menos 3,250 personas se beneficien directamente del proyecto, a través de acciones como fortalecimiento institucional, promoción de la resolución pacífica de conflictos, apoyo a emprendimientos comunitarios y atención a necesidades básicas.
Durante el año 2023, la crisis migratoria alcanzó niveles históricos, con más de 500,000 personas atravesando la peligrosa selva del Darién. Esta situación afectó gravemente a comunidades indígenas y rurales que, pese a recibir cierto impulso económico temporal, enfrentaron retos serios en seguridad, salud y convivencia.
En 2025, el panorama ha cambiado. Con nuevas políticas migratorias en Panamá y EE.UU., el número de cruces ha disminuido notablemente, e incluso se ha registrado un retorno significativo de migrantes: más de 13,200 personas han regresado a Panamá tras no lograr avanzar hacia Norteamérica.