Este miércoles, Human Rights Watch hizo un llamado urgente a los países de América Latina para que fortalezcan los programas de protección destinados a los migrantes haitianos y venezolanos, quienes enfrentan crecientes dificultades en su búsqueda de trabajo, atención médica y educación en los países donde residen temporalmente, lo que los empuja a dirigirse hacia Estados Unidos.
La organización solicitó que se implementen medidas como la concesión de estatus legal temporal y la eliminación de restricciones, como los complicados y costosos requisitos de visado, para millones de personas que buscan mejorar su calidad de vida en países de América del Sur. Según Human Rights Watch, las políticas actuales de regularización e integración limitada están dejando a estos migrantes vulnerables, obligándolos a emprender peligrosas travesías hacia Estados Unidos.
Un informe reciente destaca que el Tapón del Darién, una inhóspita selva entre Colombia y Panamá, se ha convertido en uno de los mayores retos para aquellos que buscan asilo en Norteamérica. La directora ejecutiva de HRW, Tirana Hassan, explicó en Bogotá que la falta de rutas legales y seguras ha obligado a miles de personas a arriesgarse en este peligroso cruce.
La organización también instó a los gobiernos de la región a implementar un marco de protección temporal que garantice estatus legal a los migrantes, incluso para aquellos que no califican como refugiados bajo las leyes nacionales. Asimismo, se destacó la necesidad de eliminar las barreras que dificultan la integración, como las leyes que impiden el acceso al empleo formal para quienes están en proceso de solicitar asilo.
El informe subraya que, si bien algunos gobiernos han dado pasos importantes para recibir a los migrantes, muchas políticas son insuficientes debido a plazos restrictivos, procedimientos burocráticos complejos y retrasos significativos en los sistemas de asilo de países como Colombia, Perú, Brasil y Chile.
Las cifras son alarmantes: más de 700,000 migrantes han cruzado el Darién en los últimos 18 meses, la mayoría de ellos venezolanos que huyen de la crisis política y económica de su país. A pesar de los intentos de las autoridades venezolanas de controlar la situación, muchos migrantes aseguran haber salido del país después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, cuyo resultado sigue siendo objeto de controversia.
Human Rights Watch también resaltó la difícil situación en Haití, donde la inseguridad alimentaria y el control de las pandillas en gran parte de la capital han obligado a miles de personas a migrar hacia el norte. Este año, más de 11,000 haitianos han atravesado el Darién en su camino hacia Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias.
Finalmente, la organización advirtió que los migrantes venezolanos y haitianos seguirán enfrentando grandes retos para integrarse en los países latinoamericanos si no se implementan políticas más inclusivas y eficaces para su protección y regularización.