El exmandatario y actual candidato presidencial republicano, Donald Trump, generó controversia nuevamente al afirmar que en Estados Unidos hay “muchos genes malos”, al referirse a los inmigrantes indocumentados que han cometido delitos graves. Estas declaraciones se dieron durante una entrevista con el comentarista conservador Hugh Hewitt, en la que Trump abordó la política migratoria de su oponente demócrata y actual vicepresidenta, Kamala Harris, en el contexto de las elecciones del 5 de noviembre.
Trump se refirió a un informe del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) que indica la existencia de más de 13,000 personas condenadas por homicidio dentro de la categoría de “expedientes de no detenidos”. Según el documento, estos individuos, que incluyen tanto a inmigrantes que ingresaron legalmente como a quienes lo hicieron de forma irregular, han cometido delitos en diferentes momentos y muchos se encuentran cumpliendo sentencias en prisiones estatales o federales.
“Estamos dejando que entre gente a través de una frontera abierta, y 13,000 de ellos son asesinos. Muchos han cometido múltiples homicidios y ahora están viviendo en Estados Unidos”, señaló Trump. “Un asesino, lo creo firmemente, tiene esto en sus genes. Y en este momento, tenemos muchos genes malos en nuestro país”.
Sus comentarios han generado críticas de diversos sectores por el uso del término “genes malos”, una expresión que ha sido considerada como deshumanizante y que refuerza estereotipos negativos sobre los migrantes. Ante la polémica, la portavoz de la campaña de Trump, Karoline Leavitt, emitió un comunicado para aclarar que el expresidente se estaba refiriendo únicamente a individuos condenados por asesinato, no a la población inmigrante en general.
“El presidente Trump estaba claramente hablando de asesinos, no de inmigrantes en general”, señaló Leavitt en su declaración. “Es alarmante ver cómo los medios siempre están listos para distorsionar sus palabras si eso implica escribir un titular negativo sobre él”.
Trump ha sido un crítico constante de la inmigración irregular, utilizando un lenguaje fuerte y a menudo polémico para describir a quienes considera una amenaza para la seguridad nacional. Durante la campaña, ha intensificado sus ataques hacia este grupo, enfocándose especialmente en aquellos que han sido acusados de delitos violentos.
No obstante, varios estudios académicos y expertos en criminología han señalado que no hay evidencia suficiente que respalde la idea de que los inmigrantes indocumentados cometen delitos con mayor frecuencia que los ciudadanos estadounidenses o los inmigrantes naturalizados. De hecho, la mayoría de los informes indican que la tasa de criminalidad entre inmigrantes es generalmente menor en comparación con la población local.
Las declaraciones de Trump se dan en un momento en el que la inmigración sigue siendo uno de los temas más polarizantes del panorama político estadounidense, y su retórica en este sentido busca movilizar a su base de votantes en las próximas elecciones.
