La Alianza Mexicana contra el Fracking (AMCF) expresó su inquietud ante el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2026, al detectar la inclusión de al menos ocho programas destinados a la exploración y extracción de gas en yacimientos no convencionales, donde podría emplearse la técnica de fractura hidráulica, conocida como fracking.
De acuerdo con el organismo, la falta de transparencia en la presentación de estos programas representa un retroceso en materia de rendición de cuentas dentro del sector energético. La AMCF señala que el presupuesto de Petróleos Mexicanos (Pemex) para 2026 no detalla cómo se distribuirán los recursos asignados, lo que impide conocer qué parte se destinará a proyectos de extracción de gas.
El presupuesto programable de Pemex, que asciende a 517,362 millones de pesos (unos 28,000 millones de dólares), carece de un desglose público que especifique la inversión en cada rubro. Según la Alianza, esta opacidad presupuestaria impide verificar si los fondos se orientan a prácticas que contravienen los compromisos ambientales del país.
La preocupación aumenta debido a que los yacimientos no convencionales han sido renombrados en el Plan Estratégico de Pemex 2025-2035 como “yacimientos de geología compleja”, lo que —según la AMCF— podría encubrir la continuidad de actividades relacionadas con el fracking.
El análisis del PPEF 2026 realizado por la Alianza identificó ocho programas federales que históricamente han financiado este tipo de exploraciones, con un presupuesto conjunto estimado en 245,269 millones de pesos (alrededor de 13,300 millones de dólares). Sin embargo, no existe claridad sobre el monto específico que recibirá cada uno.
La organización hace un llamado al Gobierno mexicano para cumplir su compromiso de eliminar el fracking en todas sus modalidades y apostar por una transición energética sostenible, basada en la eficiencia y en la reducción del consumo de combustibles fósiles.
Finalmente, la AMCF advierte que la fractura hidráulica —bajo cualquier denominación— implica riesgos serios para la salud humana y el medio ambiente, debido a los contaminantes que libera. Estos incluyen metales pesados y sustancias radioactivas que pueden afectar el agua potable y provocar daños neurológicos o enfermedades graves.