Este miércoles, el huracán Rafael atravesó de sur a norte el occidente de Cuba, dejando a su paso una estela de destrucción. Con vientos sostenidos de hasta 185 kilómetros por hora y lluvias que alcanzaron los 200 litros por metro cuadrado, el ciclón causó un apagón generalizado, afectando a más de cuatro millones de personas, incluidas dos millones en La Habana.
El impacto más severo del huracán se ha sentido en las provincias de La Habana y Artemisa. Las fuertes ráfagas, que superaron los 110 kilómetros por hora, sumieron a la capital en la oscuridad, con calles inundadas, árboles caídos y escombros que cubrían el pavimento, generando una atmósfera desoladora.
Las autoridades aún no han podido realizar una evaluación completa de los daños, pero los primeros informes señalan graves afectaciones en viviendas, infraestructura, telecomunicaciones y áreas de cultivo. La inundación ha incomunicado varias localidades y paralizado el transporte terrestre, aéreo y marítimo.
Un aspecto crítico es el apagón total en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), ya afectado por problemas estructurales y falta de combustible. Este corte masivo es el segundo en menos de un mes y el tercero en poco más de dos años. La recuperación de la electricidad será lenta y aún no se ha anunciado un plazo definitivo para su restablecimiento.
Ante la llegada del ciclón, las autoridades evacuaron a decenas de miles de personas, incluidos más de 50,000 habitantes de La Habana. Entre ellos, Ismael, un pescador de 52 años de Batabanó, quien aseguró su hogar antes de trasladarse a un refugio, siguiendo las recomendaciones de las autoridades.
El huracán Rafael tocó tierra en la provincia de Artemisa alrededor de las 16:20, como un ciclón de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson. Aunque su paso duró tres horas, los efectos persistirán, especialmente con las intensas lluvias y vientos que continuarán el jueves. El Instituto Meteorológico de Cuba (Insmet) advirtió sobre marejadas y olas de hasta 7 metros en la costa noroccidental.
Este es el segundo huracán en tocar tierra en Cuba este año, tras el devastador paso de Óscar en la región nororiental. Naciones Unidas ya había iniciado un plan de recuperación de 33 millones de dólares para apoyar a los afectados por Óscar, y con la llegada de Rafael, la vulnerabilidad de la isla frente a estos fenómenos vuelve a quedar en evidencia, en medio de una compleja crisis económica y energética.