La Fuerza Aérea de Bolivia ha lanzado una operación aérea para inducir lluvias que ayuden a controlar los incendios forestales que están devastando el oriente del país. A través del uso de yoduro de plata para el bombardeo de nubes, las autoridades buscan mitigar los graves incendios que han afectado la calidad del aire y causado daños irreparables a la vegetación.
Según el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, “las condiciones meteorológicas han sido favorables para estimular dos formaciones nubosas”, lo que abre una ventana de esperanza para aliviar la situación. Esta medida se suma a la declaración de emergencia nacional y sanitaria emitida por el presidente Luis Arce, así como a una “pausa ambiental ecológica” que prohíbe temporalmente las quemas agrícolas.
La región más afectada es Santa Cruz, el centro agroindustrial de Bolivia, donde más de 703 familias han sufrido las consecuencias de los incendios y 21 viviendas han sido destruidas. Las autoridades locales informan que cerca de cuatro millones de hectáreas han sido consumidas por el fuego, afectando tanto bosques como pastizales.
En respuesta a la gravedad de la situación, el alcalde de San Miguel de Velasco, Pedro Damián Dorado, ha viajado a La Paz en busca de ayuda urgente, afirmando que “no hay fuerza humana que pueda controlar los incendios”. Los expertos ambientales coinciden en que la sequía y las leyes que permiten la expansión agrícola han exacerbado los incendios, que se originan en prácticas agrícolas tradicionales, como las quemas descontroladas.
Aunque una leve lluvia aislada ha proporcionado un pequeño alivio en algunas áreas, la magnitud de los incendios sigue siendo crítica. Según Marco Rojas, representante de Plan International en Bolivia, “los incendios forestales no solo destruyen el entorno natural, sino que también empeoran las condiciones de vida en las comunidades afectadas”.
Esta combinación de esfuerzos aéreos, medidas gubernamentales y la búsqueda de apoyo internacional representa un paso urgente para frenar el avance de los incendios forestales, mientras las autoridades siguen evaluando el alcance de la devastación y planificando nuevas acciones para proteger tanto el medio ambiente como a las comunidades afectadas.
