La festividad del Día de los Muertos, profundamente arraigada en México, se celebra cada año el 2 de noviembre con altares, catrinas, flores y coloridas calaveras, elementos que han capturado la atención internacional. En México, esta celebración es tanto un homenaje a los seres queridos fallecidos como un evento cultural, donde pueblos y ciudades invitan a vivir la tradición como una experiencia única para locales y turistas.
Sin embargo, el creciente interés comercial en torno al Día de los Muertos ha generado debate. En México y Estados Unidos, donde la comunidad inmigrante ha llevado consigo esta tradición, el mercado ofrece cada vez más productos decorativos que van desde altares y disfraces hasta figuras de calaveras y catrinas. Mientras en otros países de Latinoamérica el día se celebra de forma más íntima, con visitas a cementerios y ofrendas de flores, en EE.UU. la popularización del Día de los Muertos ha sido vista por algunos como una explotación comercial de una tradición cultural.
Para muchos, el enfoque comercial está desvirtuando el propósito original de la celebración, transformándola en un producto de consumo que podría eclipsar su profundo significado cultural.